No pedalees detrás mía porque puedo no guiarte; no pedalees delante mía porque podría no seguirte; pedalea a mi lado como los amigos eternos.

He andado muchos caminos, he abierto muchas veredas; he navegado por cien mares y atracado en cien riberas.

La Bici de Montaña en Villanueva Mesía

Pedalear en bici de montaña para disfrutar de la Naturaleza en un ambiente de amistad, es el objetivo principal de este grupo de amigos y amigas amantes y entusiastas de este deporte.

Si te apetece dejar constancia de tu opinión o dejar tu comentario para que sea compartido por todos, no dudes en hacerlo, lo único que se te pide a cambio es que lo hagas respetando las elementales normas de educación y cortesía.

Última hora

ÚLTIMA HORA: El 28 de Abril de 2024 se celebrará la XXIII Hiponova abriéndose el plazo de inscripición desde el 12 de Febrero a las 18 horas. Los primeros 200 inscritos tendrán regalo especial.

miércoles, 31 de julio de 2019

El Bici-Ying y el Bici-Yang de la Madre Natura

Esta entrada en el blog de la bici puede resultar algo extraña. No es la típica entrada en el blog de la bici. Quizás ni siquiera debiera existir. Pero después de darle muchas vueltas, he decidido hacerla. Me explico...

Esta mañana, fresquita por cierto, pensando en el caluroso mes de Julio que llevamos con olas de calor incluídas, me animé a salir a pedalear, solico, para hacer una ruta clásica de la Peña: la Ruta de Villanueva a Trasmulas pasando por Albenzaire, y así lo hice, pedaleando a mi rítmo y ensimismado en la soledad de mis pensamientos.

¡Sorpresa inesperada! En el tramo de carril que va desde la Pantaneta de Moraleda hacia el Loreto, se cruzó tranquilamente, sin detenerse mucho, la verdad, un magnífico ejemplar de zorro, ¿o a lo mejor era zorra? Vete a saber. Lo cierto, es que lo he tenido muy cerca, más cerca que nunca. Me ha salido por la izquierda de entre la reseca vegetación, ha cruzado el carril, ha subido el terraplén de la derecha con un trote vivo y nervioso, ha llegado a la cima, se ha vuelto despacio, ha girado su cabeza, me ha mirado, y ha seguido su camino, ignorándome, desapareciendo entre los olivos. Apenas me ha dado tiempo a exclamar un somero: ¡Dios! Y listo...

He dado gracias a la Madre Natura por tan magno regalo, y es que contemplar tan bello animal y tan cerca, es una auténtica suerte y privilegio. Pienso, en para donde tirará, con tanta valla en las fincas, la autovía a un paso... En fin, le deseo que todo le vaya bien, que viva feliz y contento buscándose la zorruna vida. Otra cosa no puedo hacer. Me siento alegre y afortunado por el encuentro, es mi Bici-Ying Natural de hoy.

Sigo pedaleando contento, a buen rítmo, el sol empieza a calentar y el fresquillo mañanero ha desaparecido. Gotillas de sudor, perlan mi frente.

Llego al Paraiso, tomo la vía de servicio de la A92 dirección a Fuensanta y una  vez allí busco el carril que va hasta el paraje de Albenzaire que se resiste a cambiar, a pesar de sus secaderos abandonados y las nuevas plantaciones de pistachos, sigue teniendo el encanto de siempre, o al menos a mí me lo parece. Paso la fuente de Albenzaire oculta y perdida entre la espesa vegetación y afronto el carril más polvoriento y reseco que de costumbre y que me lleva hasta el bosque de pinos gigantes de Trasmulas para buscar la caudalosa fuente de siempre.


¡Sorpresa inesperada! De sopetón, sin esperármelo, recibo el guantazo en plena retina de ver a dos de los míticos ejemplares de pino, rotos, quebrados, troncos al cielo y copas, aún verdes, al suelo. Vaya dolor... Paro en seco, dejo la bici sobre la tierra, saco fotos, mientras incrédulo, contemplo la desgraciada imagen de los gloriosos árboles caídos. Un fuerte vendaval, una tormenta de verano, pienso, ha sido la culpable de esta irreparable desgracia. En silencio, me acerco al tronco hercúleo, desmochado, acaricio la rugosa corteza del corcho y en quedas palabras le hablo mostrándole mi sincera pena. Toda la alegría que traía en el cuerpo, se trastoca en profunda tristeza. Es mi Yang Natural.


Sin más, recupero la bici, pausadamente y mostrando el respeto por los que han dejado este mundo, me acerco a la fuente que sigue tan caudalosa como siempre y noto, o a mi así me parece, está como ausente del drama sucedido a unos metros de ella.
Ella, sigue tan fresca y ufana, como siempre.


Cabizbajo, abandono el sitio, ese que fue paradisíaco jardín del Marqués de Trasmulas, que yo hace años conocí frondoso y bien cuidado y que poco a poco se ha dejado perder, un patrimonio que era envidia para los lugareños y visitantes. Algo inexplicable e incomprensible para mí, pero es lo que es.



Rindo sincero homenaje a los pinos desaparecidos, a los que conocí y ya no están y lanzo al viento un mensaje de esperanza por los pocos pinos vivos que aún quedan.


Salgo de Trasmulas, sin querer mirar atrás, y busco la vuelta por el carril de servicio de la A92 del lado izquierdo dirección Moraleda. Aprieta la calor, me levanto de la bici para subir los badenes, gotea el sudor por la nariz y sigo dándole vueltas a la cabeza con lo visto. Paso Fuensanta, el área del Paraiso y abandono el cortado carril de servicio por obras de la nueva carretera y cojo otro que me lleva directo a los pinos de Moraleda, con su blanco y redondeado pilar, lleno de la vida y jolgorio que le dan los grupetes de jubilados. Estos pinos tienen mejor suerte.

Sigo el carril que, por Buenavista, me retorna a la vía de servicio que tomo raudo hasta el rio Cacín y al paraje de El Grano. Cruzo el río y el puente para buscar las sombreadas choperas del Cacín que me devuelven hasta Villanueva Mesía.

Por cierto, no me atrevo a cruzar la trampilla del Cacín a la que le faltan algunos tablones, a la espera de que llegue el día en que la arreglen, aunque la verdad es que dado como aprieta el Lorenzo, me apetece más cruzar a toda marcha el cauce del río, refrescando las piernas y sintiendo el frescor del agua sobre el sitio en el que mi espalda pierde su honroso nombre.

Interesante jornada de pedaleo, y es que esto es la vida: el ying y el yang. Ale.


No hay comentarios:

Socios de Honor de la Peña

Bicicolegas

Bicicolegas
En el Bañuelo de Salar