Ruta desde Villanueva Mesía hasta los Tajos del Sol en la Sierra de Madrid, estribaciones de la Sierra de Parapanda.
Todo comienza en Villanueva Mesía, subiendo por la carretera de Tocón, hasta Alomartes, para ir acercándose poco a poco hasta la Sierra de Parapanda, que se va quedando a nuestra izquierda.
En Alomartes, tomamos agua en La Fuente, un trago que nos ayuda a recuperar fuerzas y volver al pedaleo, primero por la carretera que se dirige a Íllora, para nada mas pasar las escuelas de Alomartes, desviarnos a la izquierda por un carril que entre olivos va faldeando la sierra y llega hasta Íllora.
Callejeamos por la población, buscando la carretera que se dirige hasta Montefrío, en fuerte y zigzagueante pendiente, para nada más coger altura al salir de Íllora, tomar a la izquierda un carril que se dirige hasta la Cruz de Íllora, fantástico mirador que nos permite disfrutar de preciosas panorámicas del pueblo, que se estira a nuestros pies y de todas las cumbres que rodean y enmarcan a la Vega de Granada.
Proseguimos la subida por la carretera de Montefrío, hasta llegar prácticamente al final del puerto, tomando el desvío ala derecha por el indicador de La Chorrera-Cortijo de Juan Arco.
Desde este punto, abandonamos el asfalto y nos adentramos en un terreno mezcla de olivar y bosque mediterráneo, cogiendo en subida constante más altura y pudiendo disfrutar de unas vistas preciosas de la Sierra de Parapanda.
Llaneamos por un carril que gira a la derecha, para luego seguir subiendo por un piso de piedra suelta y difícil pedaleo hasta una charca rodeada de una
alambrada, probablemente por ser reserva del sapo partero y del gallipato.
Desde la charca, bicis al hombro, por un lapiaz calizo, que pone a prueba las fuerzas, buscamos el vértice geodésico de los Tajos del Sol, lugar en el que tomamos un descanso y la recompensa de unas exquisitas panorámicas.
La vuelta, por el mismo camino nos lleva hasta el cruce de la carretera de Montefrío, que tomamos subiendo de nuevo, para pronto, desviarnos a la izquierda y tomar el carril del Zumacal.
Un trepidante y peligroso descenso, del que pone a prueba los frenos de la bici, nos vuelve hasta las inmediaciones de Íllora, donde tomamos el camino de vuelta por el mismo trazado.
1 comentario:
No sé quien subió el track en la anterior visita a esta zona, pero cuando lo pille se va a enterar, ya que no hubo manera de encontrar la vereda desde la charca del Tajo del Sol y tuvimos que replantear la vuelta. Brrrrr, Grrrrr.
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